esta es mi vida en bogotá, la ciudad de siempre

.

sábado, 14 de agosto de 2010

el jardín de las delicias


Ayer estuve trabajando toda la tarde con Los invisibles en el montaje de la fiesta. El espacio era bacana, una casa vieja con un patio, balcones y una carpa de circo al fondo. Escribí frases deliciosas y las pegué en la pared. Saqué algunos afiches de la expo y me preocupé por hacer publicidad del evento. El espacio era bellísmo, luces, colores y dibujos por todo el lugar. Yo quería interactuar con las personas y propiciar sensaciones deliciosas. Al comienzo de la fiesta le pedí a las personas que escribieran en un papel algo que les gustara o que desearan sexualmente, que lo pusieran en un jarro de vidrio que tenía y que sacaran el secreto sexual de otro. Era divertido pero casi a nadie le gustaba lo que le salía. Luego pasé con una gran guanábana madura en una bandeja ofreciendola a las personas. era divertido ver la reacción de la gente frente a la enorme fruta, blanca y esparramada. Algunos la trataban con desprecio, otros la manoseaban sin verguenza. Fue una buena manera de interactuar con las personas y provocar sensaciones en ellos.
Luego, Mateo Rivano, una de las personas más interesantes que he conocido en este tiempo en Bogotá, artista, dibujante, dj, mezcló tropicalidades en la carpa y me quité poco a poco mi disfraz, que nunca tuvo título, y me puse a bailar.

Hombres bonitos y yo queriendo y sin querer, estaba en todas partes y en ninguna. Rodeado de personas y a la vez solo.

En fin, sí, fue delicioso.

1 comentario: