esta es mi vida en bogotá, la ciudad de siempre

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lunes, 31 de octubre de 2011

Movimiento: mientras en la ciudad llovía



[Marzo – Julio 2011] Durante la mala racha en Bogotá a comienzos de este año, la verdad no quería escribir en este blog. ¿Qué iría a contar? ¿Mis fracasos y mis miedos? ¿Exponerlos ante los demás contando que las cosas no estaban resultando? El escribir un blog sobre mi vida personal ha sido un trabajo que me ha cuestionado bastante sobre la imagen que pretendo tener frente a los demás, lo que digo y lo que callo, lo sincero y lo farsante. Ya luego cuando las cosas fueron mejorando y ya había algo digno por contar, entonces ahí sí regresé a él. Con el tiempo me fui atrasando en los acontecimientos y así fue como llegué ahora en Octubre a escribir sobre lo que me estaba pasando en Marzo. Esta distancia se ha tornado interesante ya que me ha permitido hablar de mí mismo sin estar involucrado íntimamente con eso que narro, es el pasado y ya no soy yo, es el que fui. Así es más fácil hablar de una crisis o del fracaso, porque puedes verlo desde arriba comprendiendo de algún modo lo que pasó, entendiendo cómo se fue avanzando por ese camino hasta el presente.

Así entonces, una mañana de Marzo, empiyamado, con el corazón en la mano, revisé mi aplicación para la Universidad en Madrid. La verdad no tenía tantas esperanzas. Las posibilidades parecían pocas, pero ahí decía simplemente: admitido. ¡Sí! De repente tenía futuro. Tenía un lugar a dónde ir. Un nuevo destino. La posibilidad de estudiar una maestría práctica en artes, lo que siempre había deseado, además en un país donde hablan español, lo que me permitiría mostrar mi trabajo como escritor y no sólo como artista visual.  Mi papá en vez de alegrarse se asustó un poco. Eso allá está bien complicado, me dijo. Yo le repetía que yo haría lo imposible por no gastar tanto y por conseguir un trabajo, sin tener idea cuál era la situación en España. Siempre he sido muy recursivo viajando, además siendo aceptado a una universidad en el exterior ya podía presentarme a varias becas y ayudas. Este era el primero y el más importante de los pasos de un largo proceso para irme a estudiar a otro país. No le contaría a nadie hasta que fuera una realidad. El máster comenzaba en Octubre así que me quedaban unos meses en Bogotá, ya no de encierro sino de tránsito. Empecé a informarme sobre la situación de España y sí, la cosa se veía muy complicada. La gente hacía protestas en las plazas. El 40% de los jóvenes no tenían trabajo. ¿Pero qué podía hacer? Era ridículo renunciar sin intentarlo. Me presenté a dos becas (La del Banco de la República, aunque sabía que no me la ganaría y a la del ICETEX, Artistas Jóvenes Talentos). También a Colfuturo. Estaba apuntando en todas las direcciones posibles.
Por otra parte Bogotá iba despertando poco a poco. Un día me encontré con el artista Antonio Caro, que me invitó a hacer parte de un evento que quería hacer en La peluquería alrededor del uso de la fotocopia. Nos citamos dos veces y no apareció. Así fue como se me ocurrió que entonces podíamos hacer una feria de publicaciones independientes. La idea fue creciendo y junto con Melisa, quien dirige La peluquería, creamos La Publicatoria. Una muestra de publicaciones independientes que incluía feria y conversatorios. Un evento necesario para la ciudad que podía llegar a crecer enormemente (link). Abril fue un mes de empezar más proyectos. Me presenté a Bogotá tiene talento para hacer una expo alrededor de la idea de un posible terremoto en Bogotá, en La agencia. Fuimos seleccionados junto con Guillermo, para exponer en el Parqueadero en una exposición organizada por Páramus llamada Zietgeist 2210 sobre el posible devenir de este territorio, hoy Colombia, en 200 años. Recuerdo que entre el terremoto de Bogotá y el futuro apocalíptico que pensaba trabajar para Zeitgeist pasé por días sombríos y algo angustiosos. También me metí a hacer un taller de gráfica con Taller 18, un grupo de artistas de la Javeriana, en Mapa Teatro. Así nació otro proyecto: perrosinverguenza, una editorial de bajo presupuesto para publicar nuevos autores, nuestro primer libro: Perico, una antología de cuento corto colombiano. En Bogotá no dejaba de llover y todos los días parecían el comienzo del fin. La ciudad estaba imposible, gris y apocalíptica, pero por lo menos ya había encontrado qué hacer.         

Todo reventó en Mayo. El 10 Se inauguró Zeitgeist 2210 en el Parqueadero. Lo interesante de esta exposición era que las obras se iban haciendo a medida de que iba avanzando la exposición. Nosotros hicimos una línea de tiempo donde junto con los visitantes íbamos escribiendo o dibujando qué podría pasar en Colombia en el futuro. (http://alexanderrios.wordpress.com/2011/09/18/zeitgeist-2210/) El 12 inauguramos La publicatoria con 100 publicaciones expuestas (http://alexanderrios.wordpress.com/2011/07/31/publicatoria-2011/)  Al mismo tiempo expuse en la feria del libro en el Pabellón de libro de artista del taller Arte Dos Gráfico, un libro único que fue vendido a la Universidad de Brown en Estados Unidos (http://alexanderrios.wordpress.com/2011/06/13/11/) La feria de La Publicatoria fue el sábado 14 y realmente la logramos. (http://alexanderrios.wordpress.com/2011/07/31/feria-publicatoria-2011/) Así fui conociendo algunos proyectos muy interesantes como La revista Matera, varios fanzines de Chirrete, Die Young de Cali y un montón de publicaciones independientes. Después entonces nos inventamos con los de Taller 18 otra muestra de publicaciones para lanzar Perico en mapa Teatro (http://alexanderrios.wordpress.com/2011/09/23/perico/) Era muy interesante poder reunir a la gente alrededor de los impresos y darle más vida a estos proyectos que les falta todavía bastante difusión en Bogotá. Bien, en verdad que estaban sucediendo cosas en mi ciudad.

Mientras tanto la relación con mi novio se fue desgastando, cada uno estaba más pendiente de sus cosas y la ciudad se reducía a los mismos lugares comunes. Exponer juntos en vez de acercarnos nos alejó. Cada uno con sus afanes y sus intereses propios. Lo intentamos varias veces pero tuvimos que ser sinceros y aceptar que no estaba funcionando más.

Se empezaba a cerrar un ciclo en la ciudad. Hacía tiempo estaba buscando el momento para salir de Bogotá. Me fui volando hacia Santa marta y La Guajira, al frente del mar, a escribir, a leer, a mirar la línea de horizonte. Estuve casi un mes acampando en lugares soñados, ríos, cascadas, montañas y playas. Me iba satisfecho de Bogotá sintiendo que había hecho algo valioso en ese tiempo y sabiendo que el viaje era un tiempo de descanso antes de los trámites que quedaban pendientes en la ciudad.  
   

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