esta es mi vida en bogotá, la ciudad de siempre

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sábado, 24 de septiembre de 2011

crisis

[Enero - Febrero 2011] Fue una época muy dura. Me sentía encerrado en Bogotá sin ningún futuro. Quería irme a donde fuera pero no en un viaje aventurero para tener que regresar en unos meses sin nada. Lo único que tenía en Bogotá era Guillermo, lo único que me alentaba. Era como un refugio donde poder estar lejos de tanta inseguridad en mi vida. Por la ciudad me encontraba con personas que me preguntaban que cuándo me iba para el Brasil, cuando les decía que ya no me iba parecía como si los hubiera defraudado. No era fácil. Necesitaba un nuevo norte, comenzar de cero los tantos trámites para poderme ir del país. ¿A dónde? Pensé que lo que debía hacer era ir a Londres a intentarlo todo, ya había estado allá y sabía que podía contar con la ayuda de varios amigos. El plan era irme a estudiar inglés para tener la visa e intentarlo todo con el arte. Por fortuna siempre he contado con el apoyo económico de mi padre. Lo que necesitaba era demostrar veinte millones en una cuenta por tres meses, y justo en esos días a mi padre se le vencía un CDT. El curso costaba dos millones por seis meses que no es tan caro para ser Londres y estando allá podría trabajar, o vivir con unos ocupas, y no gastar tanto. Iría a probar suerte.

Así mismo mientras adelantaba ese trámite me presenté a cuanta residencia para artistas encontraba. Una en Korea, otra en Argentina y otra en Holanda. También hice una lista de universidades dónde presentarme para estudiar en el 2012. Encontré una maestría en la Universidad Complutense de Madrid, pero quedaban pocos días para el primer cierre de inscripciones. ¿España? ¿Por qué no? El máster costaba casi 5 millones, por un año, más barato de lo que cuesta un semestre en una universidad colombiana. Corrí, mandé los papeles, y hasta el último día de plazo pude inscribirme. Me alegraba tener esa nueva esperanza aunque en el blog del Máster decía que el año pasado se habían presentado más de trescientas personas, que pasaban 70, y que preferiblemente se escogían a estudiantes graduados en artes. No quedaba más que intentarlo.    
            
Por otra parte mi trabajo artístico estaba estancado. No tenía ganas de crear. Tampoco tenía ganas de exponer. No valía la pena, además en Febrero la ciudad estaba todavía muy quieta. A lo único que me pude aferrar fue a mi novela. Escribía todas las mañanas y eso me daba cierta tranquilidad, una sensación de futuro que tanto necesitaba en ese momento.

Me llamaron de Korea y no entendí muy bien lo que me decían, algo del formulario y de fechas. Respondí en mi inglés defectuoso, pero no volvieron a llamar. Para la residencia en Argentina los mismos artistas participantes teníamos que votar entre nosotros. Aparte de no salir seleccionado aparecí en un puesto mediocre. Todo esto me hacía cuestionarme sobre mi trabajo artístico. Creía que ya había adelantado un camino importante en las artes visuales pero entonces varias cosas me decían que no, que me faltaba mucho todavía. Me sentí perdido, desilusionado. Realmente fue una época dura.