esta es mi vida en bogotá, la ciudad de siempre

.

sábado, 6 de noviembre de 2010

el mismo premio



Las últimas semanas me la he pasado trabajando en un proyecto para la Bienal de Venecia de bogotá sobre los discursos íntimos de las quinceañeras. Fue un trabajo largo, trabajé con sus frases, hice graffitis en las calles, por primera vez, en letra cursiva. El que se enamora pierde. qué niña no quiere? ya lo hice y eso duele. También hice un video que titulé “deseo en venecia”: http://www.youtube.com/watch?v=wJsaQ3wPwrI . Fue un proceso muy interesante para mí como artista, hacer obras en contexto e ir improvisando todo el tiempo. Me sorprendí de lo que hice y hasta en un momento creí no solo que podría ganarme la bienal sino que debería ganármela, igual todos los artistas pensamos eso, pero sentí que lo que había hecho era valioso y que merecía algún reconocimiento. No sucedió de ninguna forma. El día de la premiación una jurado, antes de dar el fallo, describió algunos aciertos de los ganadores y dijo cosas muy relacionadas con mi proyecto, yo pensé “me lo gané” pero leyeron los nombres de otros artistas. Salí como achantado sintiendo que no solo no gané sino que a nadie le había importado lo que había hecho. Me fui caminando a casa y sentí que estos meses en Bogotá, luego de exponer tanto, de mostrar mi trabajo, de hacer la fiesta, y de conocer tanta gente, me quedaba tan poco… que no había logrado ningún reconocimiento, que pocas cosas habían cambiado en la ciudad de siempre, además que mi mala racha con los hombres persistía ridículamente. Esa noche le grité a la vida entre irónico y rabón. Es suficiente de Bogotá, eso lo sé, pero no puedo irme todavía. La ciudad fue diferente, sí, pasaron tantas cosas, pero es como si quisiera retomar su forma de nuevo, creo también que mi actitud de buscar y buscar se fue calmando y acomodando en lo ya conocido. No sé qué pensar sobre la ciudad porque varios procesos que comenzaron quedaron ahí inmóviles, y de repente me vi solo sin sentir que lo que había hecho dio algún fruto más allá de la satisfacción personal por haberlo hecho. Además he sentido cómo la gente se repliega, se aquieta, se aleja. Varias personas que consideraba amigos me han demostrado que no lo eran tanto. Pero ya nada de esto me importa porque sé que dentro de poco me voy para el Brasil a estudiar una maestría en artes. Una vez más siento que Bogotá no es lugar para quedarse, que acá sería muy difícil que la gente llegara a valorar mi trabajo. El saber que me voy me relaja un montón, saber que las cosas cambiarán totalmente, que tendré la oportunidad de comenzar en otro lugar donde el ambiente no sea tan frío. Le echo la culpa a lo que me rodea antes que a desconfiar de mí mismo.

Pero justo al otro día de la premiación fallida de la Bienal de Venecia, recibí un correo de Barrio Bienal, una convocatoria para artistas que no estudiamos artes, donde me dicen que me gané el tercer premio de mi localidad y que me he ganado millón y medio. Lo mismo que me hubiera ganado siendo uno de los ganadores de la Bienal de Venecia. Qué interesante. Me lo gané con una escultura, una montaña de sal con avión estrellado en la cima. Es mágico convertir eso en dinero. Empieza a suceder. eso me pone en otra situación, ahora estoy por encima de cualquier cosa que me suceda en Bogotá. Estos dos meses viviré del arte como siempre lo he deseado. Soy un artista premiado, jaja, mi primer premio y un buen dinero. Estoy de paso por esta ciudad, ya sin esperar nada de ella, disfrutando de mi comodidad y dejando de ansiar lo que no suceda. Soy como el viajero que sabe que su camino sigue, que este es sólo uno de los tantos lugares que vendrán.

No hay comentarios:

Publicar un comentario